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Oaxaca

Promotora: María de Lourdes Santiago Cruz. Aunque desde muy joven tuve la oportunidad, como parte de mi trabajo de conocer los rincones de Oaxaca, no fue sino hasta hace 8 años, que ingresé a trabajar en la Profeco, cuando el acercamiento a la población fue de manera sistematizada, con un fin específico y trascendente: Contribuir a la formación de un consumo inteligente.

Al principio consideré como un acto fortuito ser promotora asignada al Departamento de Educación, sin embargo, ahora estoy convencida de que, haber conocido tantas personas en los diferentes grupos que he atendido, aprender a ser mejor consumidora, prepararme como capacitadora y procurar transmitir esos conocimientos a los demás y, en general, desarrollar una labor educativa, son elementos que tienen una razón de ser, nada es azar. La estabilidad del trabajo que desempeño, me permite ocuparme de mi familia y me permite también asumir que participo en la construcción de una sociedad más justa.

Mediante la capacitación se contribuye a la promoción de los derechos de los consumidores para procurar relaciones comerciales más equitativas pero, desde mi punto de vista, los Siete Pasos del Consumo Inteligente, son una guía para la vida misma. Ejercer un consumo Informado, Crítico, Sustentable, son algunos de los hábitos que he tratado de fomentar entre las personas. Me resulta muy grato escuchar a los niños en las escuelas hablar de consumo de la producción local como un acto de solidaridad para con los productores o a las mujeres de la tercera edad persuadiendo a los demás a ver de manera crítica la publicidad, son los mejores ejemplos de que nuestra labor trasciende. También es gratificante cuando en algún grupo se generan discusiones acerca de la motivación que nos lleva a ejercer el Consumismo (qué, cómo, por qué) y caer en la cuenta que los hábitos se deben mejorar, para mejorar todos los aspectos de la vida.

Una forma de motivar a las personas a constituir los Grupos de Consumidores, ha sido sin duda ofrecer la asesoría para elaboración de Tecnologías Domésticas y los Platillos Sabios. Siempre genera expectativa la posibilidad de elaborar los productos que generalmente compramos en el mercado. En las escuelas estas actividades son muy esperadas por los niños, al grado de que cuando me visualizan entrando en la escuela, ya se oyen los gritos de alegría. Hacer mazapán de cacahuate, gel para el cabello o un dulce de tamarindo, es para nuestros consumidores una excelente forma de pasar el tiempo aprendiendo, produciendo y generando una alternativa de ingreso, como lo hacen algunos de los capacitados, más aventurados.

Muchas han sido las experiencias que he vivido a lo largo de estos años, desde haberme perdido en plena montaña, por intentar llegar a una comunidad nueva y atenderla, hasta la muy agradable sorpresa de que en el interior del penal de Oaxaca encontré personas sumamente respetuosas y preparadas que conformaron un grupo que atendí por dos periodos. De este último grupo, comparto una vivencia: Ahí limitan el acceso para cualquier instrumento que les pueda servir de arma y frutas que se puedan fermentar, por lo que les propuse actividades adecuadas pero, cuando llegó el momento de elaboración de fruta en almíbar, ellos se presentaron, para mi asombro, con piñas, al comentarles que no había con que cortarlas, todos sacaron sus navajas improvisadas de diferentes materiales.

Cada grupo capacitado es un universo diferente, algunos, no hablan español y mantienen un nivel de participación y asistencia ejemplar, otros reproducen lo aprendido en sus propios ámbitos, otros más se constituyen de personas muy calladas. Como promotora, los visito una vez al mes, aunque el tiempo de capacitación es breve se van tejiendo relaciones personales de convivencia, pero todos tienen que terminar el ciclo de atención. Cuando eso sucede, yo siento cierta tristeza al despedirme, tal vez algo parecido a lo que sienten los maestros al finalizar el año escolar. Pero lo importante y satisfactorio es que el trabajo se queda y se manifiesta cuando hacen una lista para la compra, cuando revisan un contrato, antes de firmar un crédito, cuando comparan calidad y precios y en general en la transformación de los hábitos de consumo. Eso sí, afortunadamente siempre hay grupos dispuestos a recibir la capacitación que les ofrece Profeco.